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NÚMERO 8

Dosier

¿Qué queda en pie hoy del pensamiento de Kant?

La actualidad del filósofo 300 años después

Pensar y solucionar los problemas de América Latina

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Imagen hecha a partir del cartel del I Congreso Internacional de Estudios Latinoamericanos & del Caribe diseñado por Catalina Ramírez. Las ilustraciones son de Miguel León y han sido cedidas para este evento.

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Con esa intención nace el I Congreso Internacional de Estudios Latinoamericanos & del Caribe, que se celebra del 14 al 16 de noviembre en Barranquilla (Colombia). En él se analizarán las necesidades más urgentes que tiene la región y qué puede hacer la filosofía para abordarlos.

Por Amalia Mosquera

El primer Congreso Internacional de Estudios Latinoamericanos & del Caribe es una iniciativa colectiva. La idea se gestó hace más de un año, cuando Carmen Elisa Escobar, de la colombiana Universidad del Norte, y Jaime Santamaría, director de investigaciones de REC-Latinoamérica, se reunieron y hablaron sobre la importancia de realizar un evento que sirviera de empujón para un trabajo investigativo «más fresco, sin tantas ataduras formales» y que redundara en beneficio de la región. Así, con esas palabras entrecomilladas, nos lo cuentan el propio Santamaría y Hernán Alejandro Cortés, director de REC-Latinoamérica, ambos filósofos y dos de los organizadores del congreso.

El lugar elegido, Barranquilla (Colombia), ciudad con tradición de intelectuales. «No lo dudamos. Y tampoco dudamos de que debía enmarcarse en un pensamiento latinoamericano y del Caribe, entendido como un pensamiento que se despliega en relación con un espacio específico, es decir, hablamos de un ejercicio situado».

La idea de organizar este congreso surgió por la importancia de realizar un evento que sirviera de empujón para un trabajo de investigación sin tantas ataduras formales y que redundara en beneficio de la región

Las necesidades más urgentes de América Latina

Una vez planteada la idea, a Santamaría y Escobar se unieron muchas personas más en Colombia: el ya nombrado Hernán Alejandro Cortés; Juan Manuel Ruiz, Pedro Pablo Serna y Roberto González, profesores de Filosofía de la Universidad del Norte; y Luz María Lozano, profesora de Filosofía en la Universidad del Atlántico. A partir de ahí, trabajo y organización. «Desde el inicio, uno de los objetivos que nos planteamos fue consolidar una red de trabajo para reflexionar acerca de una región aquejada por profundas brechas sociales y olvidada por las clases dirigentes del centro del país, tal y como lo expone Alberto Abello en su libro La isla encallada».

La desigualdad será, en efecto, uno de los temas que se tratarán en el congreso. Y habrá más: la cuestión de la raza, la situación de las poblaciones afros e indígenas; el feminismo decolonial y negro, la lucha contra el patriarcado; el problema del territorio y de los ecosistemas esenciales para la vida, pensar la vinculación entre la experiencia de la vida humana y la forma en que esta se relaciona con el entorno.

«No pretendemos reproducir un modelo en el que se habla de ‘Latinoamérica’ o del ‘Caribe’ como objetos de estudio, más bien lo que queremos es abrir puentes para que las experiencias políticas, estéticas, literarias, pedagógicas y académicas, que ya se realizan acá, se puedan juntar en un espacio de trabajo en red, alrededor de la amistad y buscando formas de colaboración que vayan más allá de las dinámicas neoliberales. Podemos decir que nuestro principal objetivo es servir como eje de articulación de experiencias, apuestas académicas, apuestas políticas y culturales que ya tienen lugar en Latinoamérica y el Caribe. De ahí la importancia de que el congreso sirva también para construir una agenda de trabajo de cara al futuro», explican Santamaría y Cortés.

En el congreso se reflexionará acerca de la desigualdad en la región, la cuestión de la raza, el feminismo, el problema del territorio y de los ecosistemas esenciales para la vida…

¿Qué papel puede jugar la filosofía?

¿Y por qué la filosofía? ¿Qué puede hacer en este terreno? La filosofía aporta una actitud crítica que no es otra cosa que un modo de preguntarse y de conceptualizar que contribuye a pensar detenidamente esos problemas. Se trata de hacer del pensamiento filosófico una herramienta extensiva que esté ahí produciendo preguntas y conceptos claves para pensar esas experiencias y problemas que hemos mencionado como acuciantes, nos explican Santamaría y Cortés.

«La filosofía consiste en dos movimientos –señalan–. Por un lado, tiene que ver con un ejercicio de desnaturalización, de cuestionamiento de las verdades que han sido sedimentadas y sobre las cuales se han producido discursos que muchas veces someten y restringen el pensamiento; esta es la vocación crítica de la filosofía. Por otro lado, creemos que la filosofía tiene que ser creativa, aunque esto sea paradójico. Es decir, debe producir un campo exterior a sí misma (negarse), un campo que esté lejos del campo de la hiperespecialización imperante en buena parte de los departamentos de filosofía del mundo. Nosotros apostamos por una filosofía que se pregunte por esos problemas apremiantes, situados e inmediatos. Esos que nos duelen y que se nos imponen; acá está parte del carácter propio de la tradición latinoamericana que nos jalona».

«La filosofía tiene que ser creativa, debe producir un campo exterior a sí misma que esté lejos del campo de la hiperespecialización imperante en buena parte de los departamentos de filosofía del mundo»

Filosofía a ritmo de cumbia

«Creemos que la filosofía debe profanar sus formas de operación y debe abrir horizontes de trabajo colectivos que se opongan al modelo del filósofo sabio y solitario de la torre de marfil. Nosotros creemos en una filosofía jovial que apueste por construcciones colectivas y que no tema a hacerle frente a esas estructuras de desigualdad que movilizan privilegios muy fuertes. ¡Creemos en una filosofía que sabe bailar y baila a ritmo de cumbia! Somos herederos de una forma de hacer filosofía que es distinta a la tradición europea y eso tiene que pensarse, así como relanzarse constantemente; y no buscando una ‘autenticidad’ propia del pensamiento latinoamericano, pero tampoco desconociendo esta sensibilidad. Tenemos que pensar filosóficamente nuestros problemas, nuestros contextos y nuestros padecimientos».

La idea es que este encuentro se convierta en un congreso bianual. «A veces soñamos e imaginamos un centro o instituto de investigación de pensamiento latinoamericano y del caribe que sea incluyente, cultural y social. Soñamos con tener una sede y seguir apostando en esta dirección, en hacer de nuestra sede un espacio abierto de reflexión que siga sumando iniciativas y abriendo espacios, como ya lo vienen haciendo muchos colectivos, organizaciones y profesores que trabajan a diario en estos horizontes otros».

Pensamiento crítico contra la violencia colonial

Este es el lema del congreso: «Pensamiento crítico y decolonialidad». ¿En qué consiste exactamente el concepto de decolonialidad y qué busca? Santamaría y Cortés nos lo explican: «El concepto de ‘decolonialidad’ apareció en el contexto de una red de trabajo que inspira el nuestro. El grupo Modernidad/Colonialidad fue un momento clave para el pensamiento latinoamericano. Montados sobre los hombros de diversos pensadores, especialmente de los trabajos de Mignolo, Quijano y Dussel, este grupo desarrolló el concepto de ‘decolonialidad’ como una forma de enunciar una posición teórica que, fundamentalmente, pretendió deshacer los legados violentos que el eurocentrismo construyó durante los procesos de colonización de mediados del siglo XV y del siglo XVI en América Latina y el Caribe; se trata de procesos de desposesión de tierras, masacres, de una negación absoluta de lo Otro en pro de la idea de un hombre blanco ilustrado y propietario».

«En un sentido amplio, la ‘decolonialidad’ es una actitud, una forma de tomar posición con respecto a estas violencias estructurales y subjetivas que derivan de las herencias coloniales propias del proyecto de la modernidad. No creemos que se trate de producir otra modernidad, ni de salir de esta en una especie de regresión antimoderna. Más bien creemos que hay que producir una matriz de preguntas que tenga en consideración el hecho de que buena parte de las formas en las que hoy pensamos, sentimos, nos organizamos y juzgamos el mundo están sostenidas sobre procesos violentos que se han desplegado históricamente».

Más información sobre el I Congreso Internacional de Estudios Latinoamericanos & del Caribe en la web de REC-Latinoamérica. 

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