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Ayn Rand: defensora de la razón y la libertad individual

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Nadie ha dado mayor valor al ego, la libertad y la independencia del individuo frente a la masa que el objetivismo de Ayn Rand (1905-1982).

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Polémica, orgullosa y radical, Ayn Rand pasó como un ciclón por encima de veinte siglos de moral establecida para defender un concepto altamente controvertido: el derecho de todo ser humano a ser racionalmente egoísta.

Por Jaime Fdez-Blanco Inclán

Ayn Rand y la filosofía que fundó, el objetivismo, revolucionaron la filosofía del siglo XX. Filósofa y escritora, cargó con todo y contra todos, despertando amores y odios como pocos filósofos en los últimos siglos. Su sistema filosófico “para vivir en la Tierra” es un corpus cerrado, hermético, que, basado en conceptos heredados de Aristóteles y desarrollados por ella misma, tiene un mensaje diametralmente claro: la principal característica del ser humano es su racionalidad y esta es capaz de comprender objetivamente el mundo que le rodea, permitiéndole ese conocimiento alcanzar su propia felicidad en la vida.

Para Rand, la principal característica del ser humano es su racionalidad y esta es capaz de comprender objetivamente el mundo que le rodea

Rand fue una de las filósofas que mejor estudió y sistematizó el concepto de la libertad individual defendiendo a su vez los principios y fundamentos éticos de su consecuencia política, el capitalismo, “el único sistema económico moral de la historia”, estableciendo un código libertario y minarquista –el papel y la influencia del Estado en una sociedad libre debe ser el mínimo necesario– que no ha parado de desarrollarse a lo largo de los años. Fue la filósofa que defendió con mayor ahínco los derechos individuales, siendo una enemiga implacable de todos aquellos que sacrifican la libertad del hombre a los caprichos de los políticos, los edictos de los burócratas y la envidia de los igualitaristas.

Una individualista bajo el comunismo

El manantial, de Ayn Rand (Deusto)
El manantial, de Ayn Rand (Deusto)

Alisa Zinovievna Rosenbaum nació en San Petersburgo, Rusia, en 1905. Era la mayor de tres hermanas dentro de una familia de boticarios judíos. Desde su más tierna infancia, Rand mostró una más que notable inteligencia, si bien el rasgo de su personalidad más llamativo era su individualismo exacerbado: no toleró que nada ni nadie le obligara a hacer o pensar aquello que no deseaba. Ni hombre, ni mujer, Dios o presidente tenía ninguna legitimidad para dirigir la vida de una mujer que consideraba que la mayor responsabilidad y el mayor derecho que tenía cada persona era dirigir su propia vida de la manera que considerara adecuada.

Aprendió a leer por sí misma a los 6 años y a los 9, tras leer a Victor Hugo –su mayor influencia literaria–, Dumas, Walter Scott, etc., tomó la decisión de convertirse en escritora, poniéndose de inmediato a la tarea. En una entrevista con Tom Snyder (1979), la filósofa recordaba cómo escribía sus novelas durante sus clases, siendo, a pesar de ello, la mejor estudiante en todos los centros que pisó.

Una individualista radical como Rand habría de repudiar absolutamente, pese a su juventud, la Revolución bolchevique de 1917 y el régimen que esta implantaría: el comunismo. Durante la guerra civil posterior que se desató durante los primeros compases de la URSS, la familia huiría de los combates a Crimea.

A su regreso a su hogar –rebautizado como Petrogrado tras la I Guerra Mundial– fue testigo de la implantación de la dictadura de Lenin y la desaparición de todos sus ideales de libertad. Con el negocio familiar nacionalizado, el patrimonio confiscado y el convulso periodo político que trajo la revolución, toda la familia sufrió privaciones, hambre y miseria que no harían más que robustecer las creencias de Ayn Rand.

Rand se matriculó en la universidad de San Petersburgo para estudiar Filosofía e Historia, graduándose en 1924. Ese periodo sería retratado en su primera novela de renombre, Los que vivimos (1936), en la que la autora ya daba muestras del odio visceral que sentía hacia el comunismo, el fascismo y cualquier ideología totalitaria-colectivista que se arrogara el derecho a decidir la vida privada de sus ciudadanos. También expresaba su mayor deseo: huir a los Estados Unidos, sueño que cumpliría al año siguiente. Tiempo después, ya nacionalizada, diría: “Llámenlo destino o ironía, pero yo nací, de entre todos los países de la tierra, en el menos conveniente para una fanática del individualismo: Rusia. Soy estadounidense por elección y soy estadounidense por convicción. Vine al mundo en Europa, pero emigré a este país porque era el único en el que uno podía ser realmente libre”.

“Llámenlo destino o ironía, pero yo nací, de entre todos los países de la tierra, en el menos conveniente para una fanática del individualismo: Rusia. Soy estadounidense por elección y soy estadounidense por convicción. Vine al mundo en Europa, pero emigré a este país porque era el único en el que uno podía ser realmente libre”

La tierra prometida

"Filosofía, quién la necesita", Ayn Rand. Grito Sagrado.
«Filosofía, quién la necesita», de Ayn Rand. (Grito sagrado).

Aprovechando un permiso temporal para visitar a unos familiares, Rand llegó a Estados Unidos con la decisión de no volver a pisar jamás la Unión Soviética. Se cambió el nombre a Ayn Rand para evitar las consecuencias de su huida y en 1926 se estableció en Nueva York, trabajando en todo tipo de labores que le permitieran subsistir y aprender el idioma. Poco después, cuando se sintió preparada, se lanzó a la conquista del oeste, recayendo en Hollywood, donde esperaba poder conseguir trabajo como guionista. A los pocos días de llegar a la ciudad se plantó en la puerta de un estudio cinematográfico, negándose a aceptar un no por respuesta. Su persistencia la puso ante Cecil B. DeMille, quien le ofreció trabajo como extra y lectora de guiones.

No fue lo único que sacó de Hollywood. También conoció y trabó amistad con el actor Frank O’Connor, quien, maravillado por su inteligencia y carácter, se enamoró inmediatamente de ella. Se casarían en 1929 y su matrimonio duraría 50 años, hasta la muerte de O’Connor.

En 1932, Rand consigue vender su primer guion para el cine, Red Pawn (Peón Rojo), a la compañía Universal. Y también logró ver representada en Broadway su obra de teatro La noche del 16 de enero. Pero no sería hasta unos años después cuando lograría alcanzar su sueño con la publicación de la ya citada Los que vivimos y una novela corta, Himno (1938), en la cual ya se observan perfectamente las que serían las piedras angulares del pensamiento objetivista: el egoísmo racional, la inmoralidad del altruismo y la racionalidad humana.

Las piedras angulares de lo que será el pensamiento objetivista serían: el derecho moral a ser racionalmente egoísta, la inmoralidad del altruismo y la racionalidad como elemento definitorio del ser humano

Unos principios que aparecerían más pulidos y perfeccionados en su siguiente novela, El manantial (The Fountainhead), publicada en 1943 tras ser rechazada por una docena de editoriales y convertida en un bestseller cuyas ventas aún se suceden. En ella, Rand muestra claramente los ideales del objetivismo, representados principalmente por el protagonista de su novela: Howard Roark, el hombre que no existe para otros: “A través de los siglos hubo hombres que dieron los primeros pasos por nuevos caminos armados solo con su propia visión. Sus objetivos eran diferentes, pero todos tenían esto en común: el paso era el primero, el camino era nuevo, la visión era original. Siguieron adelante. Lucharon, sufrieron y pagaron el precio. Pero ganaron”. Toda una declaración de intenciones que reflejaba el pensamiento de la propia Rand. La cuestión no era quién iba a dejarle cumplir sus objetivos, sino quién la iba a frenar.

Su obra maestra

La rebelión de Atlas, de Ayn Rand (Deusto).
La rebelión de Atlas, de Ayn Rand (Deusto).

A finales de 1943, Ayn Rand regresó a Hollywood para trabajar como guionista en Hal Walls Productions, y tres años después comenzó a escribir su siguiente novela: Atlas Shrugged (literalmente: «Atlas se encoge de hombros», título que sería sugerido por O’Connor, aunque en principio el libro iba a llamarse La huelga), traducido al español como La rebelión de Atlas.

En 1951, Rand vuelve a Nueva York decidida dedicarse a tiempo completo a terminar su obra, que no vería la luz hasta 1957. Al igual que ocurriría con El Manantial, Rand comprendió que para crear personajes reales debía interpretar los principios filosóficos que los regían, pues defendía que el ser humano, aunque él mismo no lo sepa en muchas ocasiones, no puede vivir en el mundo sin una filosofía que estructure su vida. Así, si El manantial fue la visión individualizada del ideal humano de Rand, La rebelión de Atlas fue su visión colectiva.

El libro cayó como una bomba sobre 2.000 años de filosofía moral establecida. Alrededor de su trama ficticia, Rand elaboró una historia que ejemplificaba los principios del objetivismo, integrando en la misma ética, metafísica, epistemología, política, economía, etc. La rebelión de Atlas fue su obra maestra y le garantizó el fanatismo incondicional de millones de lectores en todo el mundo, que veían en sus obras los principios que siempre habían sentido como propios y correctos. Aún hoy, la influencia de la obra se traduce en miles de ventas anuales, especialmente durante la última crisis económica, que para muchos era el resultado de lo que ella profetizó en su novela en los 50. En Estados Unidos La rebelión de Atlas es considerada una de las novelas de ficción más influyentes de los últimos tiempos.

El objetivismo

"La virtud del egoísmo", Ayn Rand. Grito sagrado.
«La virtud del egoísmo», de Ayn Rand (Grito sagrado).

Después de esto, Rand se dedicó a crear la filosofía que había reflejado en la ficción. Así surgió, ya como tesis filosófica propiamente dicha, el objetivismo, el cual ella misma se encargó de expandir mediante conferencias, revistas y libros filosóficos. Rand demostró con ello que no era una simple novelista, sino que detrás de sus personajes había una mente y una teoría coherente, formada y académica, que plasmó en los siguientes años en El nuevo intelectual (1961), La virtud del egoísmo (1964), Capitalismo: el ideal desconocido, El manifiesto romántico (1964), La nueva izquierda (1971), Introducción a la epistemología objetivista (1979) y Filosofía, ¿quién la necesita?, esta última publicada en el mismo año de su muerte, en 1982. Sin embargo, esto no significó el fin de su obra, pues en 1985, quien fuera su principal discípulo y amigo, Leonard Peikoff –dueño de los derechos de las obras de Rand–, creó el Ayn Rand Institute, dedicado al estudio, la divulgación y el legado del objetivismo hasta nuestro días.

A día de hoy las ventas de las obras de Rand superan los 25 millones de copias en todo el mundo y su filosofía cuenta con millones de seguidores que repiten sus ideas a favor de la reducción del poder del estado, la independencia de la economía sobre la política, el ateísmo y la certeza de que el conocimiento humano no es relativo o probable, sino cierto y verdadero. Ideas que, por otro lado, le han granjeado también el odio incondicional de millones, especialmente entre los conservadores (por su ateísmo y su oposición a las tradiciones mayoritarias) y la izquierda (por su odio al colectivismo en todas sus formas, la negación de la realidad del marxismo y la defensa radical del capitalismo). Amada u odiada, nunca dejó indiferente a nadie, algo que a ella nunca pareció importarle, fiel a la mentalidad que había regido su vida: nadie tenía derecho a imponerle ninguna idea o actitud sin su consentimiento: “No soy primariamente una defensora del capitalismo, sino del egoísmo; y no soy primariamente una defensora del egoísmo, sino de la razón. Si uno reconoce la primacía de esta y la aplica consistentemente, todo lo demás viene por descontado. La supremacía de la razón era, es y será el principal interés de mi trabajo y la esencia del objetivismo”.

Rand’s Day

Existe una tradición no oficial entre los seguidores del objetivismo. Cada 2 de Febrero, en el aniversario del nacimiento de Ayn Rand, sus seguidores llevan a cabo un acción que, curiosamente, no establece ninguna otra tradición cultural: se hacen un regalo a sí mismos.

Se trata de una acción simbólica en sintonía con el pensamiento de Rand: El ser humano es un fin en sí mismo y la mayor responsabilidad que tiene toda persona es hacerse cargo de su vida y vivirla lo mejor posible. Por tanto, nadie puede imponerle cómo ha de vivir. Más importante aún, no tiene derecho a exigir a nadie que le haga feliz, costee su vida o  se sacrifique por él/ella.

Los objetivistas se hacen un regalo a sí mismos en representación de su propio valor, su respeto por sí mismos y su autoestima, bajo la perspectiva de que es totalmente moral ser egoísta e inmoral ser altruista.

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15 respuestas

  1. Avatar de PAULA
    PAULA

    Moralmente me siento obligada a dar lo que yo tengo de más a quién menos tiene. Por lo que estoy segura de que tod@s estamos obligados. Me gusta la idea de auto regalarme.

  2. Avatar de pape
    pape

    Para mí es un referente de libertad de pensamiento, y de negación a esa oposición obtusa de unos pocos o mejor dicho de una muchedumbre que distorsiona un pensamiento legítimo y valido para seguir siendo autentico a uno mismo sin doblegarse a la opinión de las masas que creen contar con el patrimonio exclusivo de la verdad y la moral. Masas neocomunistas o totalitarias empeñadas en negar que el ser humano es único, es un individuo que nace siendo único, pero al que le quiere quitar su identidad y su libertad de pensamiento obligándole a ser copia de otros.
    Nadie y menos aun el riego totalitario de pensamiento único disfrazado de moral suprema, puede robarle merito a la que para mí es un referente de feminismo-igualdad desde la preservación de la autenticidad y la diferencia. Chapo por esta gran mujer.

  3. Avatar de Pompilio Zigrino
    Pompilio Zigrino

    Desde la neurociencia se afirma que la razón depende bastante de los aspectos emocionales; de ahí que una ética puramente racional, que deja de lado lo afectivo, o emocional, no contempla las leyes naturales. Es poco objetiva. Además, si el egoísmo es una virtud, debemos tratar de ser cada día más egoístas…Esto es un absurdo….

    1. Avatar de Germán
      Germán

      Ayn Rand no dice que debemos tratar cada día de ser egoístas de la forma que tú lo planteas. Mira: https://www.youtube.com/watch?v=MgOfY1WM-dg

      Presta atención a lo de los regalos y a ser bueno con los demás y tal. Lo que quiere decir es que nadie tiene derecho a exigirte nada. De hecho, el hecho de exigírtelo sería una contradicción, pues uno puede estar en el otro lado de la balanza, ¿tendría la obligación en ese caso?

  4. […] de esta corriente podemos encontrar autores como Ludwig Von Mises, Ayn Rand o Robert […]

  5. Avatar de Prorand
    Prorand

    Defiendo el individualismo de Rand, porque creo que cada persona debe hacerse cargo de su propio peso,y no sacrificar a otros a mantener de por vida a una persona capaz con todos sus sentidos y capaz de trabajar para si mismo. Hacerse cargo de otros es una forma de mantenerlos bajo tu mando y criterio, dándole tu las órdenes, de que hacer, como gastar y en que el dinero etc.etc. le coarta su autonomía.

  6. Avatar de AntiKant
    AntiKant

    Rand no escribía para la gente porque de haberlo hecho le habrían salido libros como los de Adela Cortina. Rand solo era fiel a su razón. Tampoco propuso al hombre como dios pues afirmaba que dentro de sus derechos individuales el Hombre posee una libertad absoluta, lo que implica vivir como seres humanos, esto es, acorde a la naturaleza humana, acorde a la razón. La idea de que la economía es un juego de suma cero es una idea que Rand nunca sostuvo y que sólo defienden hoy por hoy keynesianos y marxistas, luego no es cierto la idea de que la riqueza de unos implique la pobreza de otros. No en vano la riqueza mundial no ha hecho más que crecer de manera exponencial.

    1. Avatar de Casimov
      Casimov

      » …luego no es cierto la idea de que la riqueza de unos implique la pobreza de otros. No en vano la riqueza mundial no ha hecho más que crecer de manera exponencial.»

      La segunda frase no implica ni de lejos a la primera. La lógica argumentativa hace aguas.

      Y lo de que Rand no «defiende al capitalismo, sino al individualismo», no es sino un burdo eufemismo que engaña a los cuatro que se la quieran creer.

      1. Avatar de Andrés
        Andrés

        Pero hombre, no explicas dónde está el error… ¿será que solo querías embarrar el comentario, sin tener un argumento sólido en contra?

      2. Avatar de Germán
        Germán

        Te explico yo porqué lo que hace aguas es tu argumento. Mira la renta per cápita desde la revolución industrial y hasta entonces, para estándares de hoy, vivía el 95% de la población en pobreza extrema.

        A día de hoy hay 86 millones de personas en pobreza extrema (datos de 2021). Esto significa que mejor que hoy básicamente no hemos estado nunca. ¡Demasiados aún!, me dirás.

        Bueno, antes fueron el 95% ahora lo son el 0.01%. Me imagino que eso contesta a tu pregunta, aunque haya gente, obviamente, rica y pobre.

        Y te voy a dejar una frase que di por verdadera hace no mucho: A las personas quieren acabar con la pobreza es la compasión el sentimiento que los mueve, a las personas que quieren igualdad es la envidia.

    2. Avatar de Eguzki
      Eguzki

      Es muy discutible el crecimiento de la riqueza material, y eso de que llega a todos es falso, ademas, de que al no ser sostenible en el tiempo por ser un sistema de crecimiento infinito en un planeta finito, se puede decir que la riqueza actual esta tomando prestado los recursos que se necesitaran en el futuro por próximas generaciones.

      Hay que tener claro que cuando Rand defendida el capitalismo se basaba en el ideal de los padres fundadores, y en esa época, el capitalismo era mas sobre ahorrar y sobre la propiedad privada que sobre Amazon y un mercado global. También Rand estaba mas inclinada a un aspecto de trabajo intelectual o de integridad moral que a la acumulación infinita de riqueza, ya que no tiene sentido acumular millones de veces mas de lo que se pueda consumir, y un intelectual no es alguien que precise de lujos materiales o banalidades.

      Los avances tecnológicos de los esfuerzos de la humanidad han alcanzado un grado de uso que ha cambiado tanto las reglas de gobierno de nuestro sistema económico existente que los efectos están volviendo cada vez más inoperable el antiguo sistema. La causa de acercarse a la angustia ambiental y social no es la instalación de la tecnología, es el mal uso desenfrenado de nuestra tecnología lo que pone en peligro la existencia misma de la sociedad. La única regla de control en nuestra estructura económica es el «motivo de beneficio o lucro».

      Si es más rentable verter toxinas en una vía fluvial en lugar de procesarlas para la limpieza, que así sea. Si es más rentable construir armas para la guerra en lugar de buscar formas pacificas de resolver problemas, entonces ese es el camino a seguir; si es más rentable reemplazar los trabajos de las personas con tecnología o mudarse al extranjero, eso se hará.

      Pero, lo más importante, la condición central para la necesidad de considerar una nueva forma de gobernanza es que el sistema económico tradicional exige un área cada vez mayor para la expansión, incluido el crecimiento exponencial de la población humana.

      Nuestro método actual de operaciones se ha convertido en un cáncer, devorando a su huésped. Simplemente no puede continuar por mucho más tiempo.

    3. Avatar de Eguzki
      Eguzki

      Rand no escribió para las masas, pero si encontró apoyo en la oligárquica financiera, ya que su filosofía les hacia creer que no había nada incorrecto en la avaricia desmedida. El problema es que nadie se vuelve millonario sin ser inmoral o dejar de lado la integridad. Un claro ejemplo es la industria del tabaco que acabo por enfermar a la propia Rand, que durante años y décadas oculto la verdad científica que ya se conocía pagando a médicos para hacer publicidad del tabaco. Rand dejo de fumar en cuanto conoció los efectos perjudiciales, es decir, fue engañada por los industriales que ella alababa.

      Creo que muchos de sus fundamentos filosofismos son correctos, ya que las ideas anarquistas también abogan por los derechos individuales y el ateísmo o la razón, pero no dentro del capitalismo, es que cualquier ismo ya son cosas obsoletas que no pueden defenderse desde un argumento racional, ya que son creencias metafísicas basadas en la fe.

  7. Avatar de Mario Neri
    Mario Neri

    ¿Con qué criterio entonces escribió y publicó sus libros, si no es para compartir su conocimiento? Si Ayn Rand tenía la verdad y nos la compartió, eso no fue un acto egoísta sino totalmente generoso y comunitario. O bien, puede considerarse un acto irracional, pues no sigue sus propias premisas. Creo que Rand sí sabía de esto, solo que era una provocadora, claro que hay una preocupación por la humanidad en su conjunto, por la trascendencia y hasta por Dios, ya que propone al individuo como Dios. En cuanto a la defensa del capitalismo y la minimización del Estado en defensa de la libertad, da por sentado que existe una libertad, pero esa libertad que presupone, implica el respeto a los derechos civiles, que solo son posibles dentro del Estado y para que sean universales, no puede existir sino un capitalismo sin acumulación para que todos puedan tener una verdadera independencia y libertad y no estar condicionados por su clase social o económica de origen, lo que es contrario al capitalismo. Los extremos se juntan.

    1. Avatar de Andrés
      Andrés

      Estás entendiendo mal el planteo: Rand no rechaza la generosidad ni la comunidad, sino la obligación de ser generosos o comunitarios.

      Si tu objetivo personal es divulgar tus ideas y tu visión de la vida, compartir conocimientos (como hizo Rand y tú criticas) tiene todo el sentido del mundo. Sigue siendo una acción «egoísta» en el sentido de que lo haces para alcanzar tus propios fines.

      Otro error es suponer que solo puede haber derechos civiles si los garantiza el Estado. Pero ese es otro tema. Saludos.

      1. Avatar de Germán
        Germán

        Esto lo he aclarado yo también varias veces: no es rechazar generosidad ni comunidad.

        Es simplemente que no tienes porqué estar moralmente obligado.

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