México vive la conmemoración del día de los muertos «a través del festejo gozoso y colorido», señala Laura Martínez Alarcón, mexicana y autora de este artículo. En él expone primero la visión antropológica de esta celebración de la muerte, luego la visión filosófica y termina con una pequeña crónica sobre lo que se vive en un cementerio rural a las afueras de la Ciudad de México, en la madrugada del 1 al 2 de noviembre.
Por Laura Martínez Alarcón
La muerte no enseña el cobre,
tampoco hace distinciones,
lo mismo se lleva al pobre
que al rico con sus millones.
Canción popular mexicana
Como ocurre en todos los rincones del planeta, en México también albergamos con angustia la perspectiva de morir. La muerte es un asunto serio e incomprensible. Sin embargo, a diferencia de otros pueblos, no nos escondemos de la «huesuda», la «pelona», la «calaca tilica», sino que vivimos inmersos en ella, a través del festejo gozoso y colorido del 1 y el 2 de noviembre.
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