El hombre es un ser en encuentro constante de su ser-ahí, de su estar en el mundo. Un ser dotado de conciencia y de inteligencia, entre otras herramientas suficientes o necesarias para construirse en un mundo vacío (abismo, sin-sentido, in-existente, náusea…), donde debe debatirse entre la bestia o el superhombre, entre (1) la animalidad, la oscuridad y la deconstrucción de sí, arrojado en el mundo sin sentido de su existencia, con una esencia-eco, un ser para hacer y repetir, o, bien, (2) la posibilidad de construirse y abrirse a un proceso de ser-para, ser para la acción y el cambio, la transformación de sí y la ruptura de la otredad, la cosificación, la visión cerrada y la aniquilación.
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El hombre es un ser en encuentro constante de su ser-ahí, de su estar en el mundo. Un ser dotado de conciencia y de inteligencia, entre otras herramientas suficientes o necesarias para construirse en un mundo vacío (abismo, sin-sentido, in-existente, náusea…), donde debe debatirse entre la bestia o el superhombre, entre (1) la animalidad, la oscuridad y la deconstrucción de sí, arrojado en el mundo sin sentido de su existencia, con una esencia-eco, un ser para hacer y repetir, o, bien, (2) la posibilidad de construirse y abrirse a un proceso de ser-para, ser para la acción y el cambio, la transformación de sí y la ruptura de la otredad, la cosificación, la visión cerrada y la aniquilación.